Comunicación pasivo-agresiva en la oficina: cómo detectarla y qué hacer

En el entorno laboral, no todos los conflictos se expresan de forma abierta. A veces, la incomodidad, la frustración o el desacuerdo se manifiestan de formas más sutiles pero igualmente dañinas. La comunicación pasivo-agresiva es una de esas formas silenciosas de conflicto que, si no se detecta y gestiona a tiempo, puede deteriorar el ambiente laboral, afectar la productividad y minar la confianza entre colaboradores.


¿Te ha pasado que alguien responde con sarcasmo, te ignora deliberadamente o lanza indirectas disfrazadas de humor? Entonces es momento de prestar atención: podrías estar frente a una conducta pasivo-agresiva.

¿Qué es la comunicación pasivo-agresiva?

Se trata de una forma de expresar enojo, frustración o desacuerdo de manera indirecta, evitando el conflicto abierto, pero dejando claro el malestar. Aunque aparentemente “no pasa nada”, el mensaje implícito suele ser incómodo, confuso o incluso hiriente.


¿Cómo identificar este tipo de comunicación en la oficina?


¿Qué causa este tipo de comportamiento?


¿Qué hacer si detectas comunicación pasivo-agresiva?


¿Qué pueden hacer las empresas y líderes?


La comunicación pasivo-agresiva no siempre grita, pero sí lastima. Identificarla y gestionarla es responsabilidad compartida: de quienes la ejercen, de quienes la padecen, y de las organizaciones que desean un clima laboral sano y productivo.

En DiFuentes Formación y Desarrollo, creemos en el poder de la palabra bien usada: aquella que construye, conecta y mejora el entorno laboral.
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