Spoiler: Todos sentimos nervios al hablar en público (y eso está bien)

No tienes que dejar de temblar para empezar a comunicarte mejor.

Vamos a decirlo como es: hablar en público puede ser aterrador. Te sudan las manos, la boca se seca, el corazón se acelera, la voz parece no salir del todo y hay una vocecita interna que grita “¡Corre!”. ¿Te suena? A la gran mayoría de las personas también.

Y no importa si eres tímido, extrovertido, profesional con años de experiencia o estudiante que expone por primera vez. El nervio es democrático: nos toca a todos en algún momento.

Lo curioso es que, aunque sabemos que es común, seguimos creyendo que es una falla personal. Que si sentimos miedo es porque “no servimos para eso”. Y eso, querida lectora o lector, es una mentira tremenda. Sentir miedo al hablar en público no significa que estés mal, significa que eres humano.

🎙️ ¿Por qué nos pasa esto?

Hablar en público nos pone en una posición de exposición. Nuestro cerebro, que viene cargando instintos de supervivencia desde tiempos cavernícolas, interpreta eso como una posible amenaza. “¡Estás frente a un grupo! ¡Te van a juzgar! ¡Corre por tu vida!”. Y ahí es cuando entran los síntomas físicos: sudor, temblor, nudo en el estómago, voz que tiembla…

La buena noticia es que, aunque no podemos eliminar esa respuesta de forma mágica, sí podemos entrenarnos para que no nos paralice. De hecho, con práctica y herramientas adecuadas, ese nervio se puede transformar en impulso, energía y presencia.

No tienes que convertirte en orador profesional (a menos que quieras)

Uno de los errores más comunes es pensar que para hablar bien en público hay que sonar como político en campaña o como coach de escenario con luces brillantes y música épica. Nada más lejos de la realidad.

Hablar en público no es actuar. Es comunicar con claridad, conectar con quienes te escuchan y transmitir tu mensaje siendo tú misma o tú mismo. Con tus palabras, tu tono, tu estilo. No se trata de “fingir seguridad”, sino de construir confianza paso a paso. No es espectáculo, es comunicación.

Y sí, puedes hacerlo con miedo. Puedes hacerlo incluso si te tiembla un poco la voz. De hecho, cuando hablamos desde la autenticidad, eso nos vuelve más creíbles y humanos.

🧠 Lo que ayuda de verdad (y lo que no)

Hay muchos consejos allá afuera: “imagina que el público está en pijama”, “practica frente al espejo”, “memoriza todo palabra por palabra”. Algunos pueden funcionar, otros solo aumentan el estrés.

Lo que realmente ayuda es:

💡 ¿Y si pudieras empezar por entenderte antes que exigirte?

Por eso creé una guía que no pretende venderte humo ni decirte que “el miedo desaparece en 3 pasos mágicos”. Esta guía es honesta, práctica y hecha desde la experiencia. Una guía sin promesas mágicas, sin fórmulas de gurú, tipo: “imagina que están en calzones”. Te acompaña a comprender el origen de ese nervio, a trabajar con él (no contra él) y a comenzar a desarrollar habilidades que te sirvan hoy, en tu día a día.

Si te identificaste con este artículo y sientes que ya es hora de dejar de sufrir cada vez que tienes que hablar en público, te invito a conocerla. Puede ser un buen primer paso:

No prometo que después de leerla vas a querer dar un discurso en el Zócalo…
Pero sí te aseguro que entenderás mejor qué te pasa, por qué, y cómo empezar a enfrentarlo con más recursos, y menos juicio.

Lo bueno se comparte. ¡Difunde este artículo!