DESARROLLO, FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN
“Yo solo lo hago más rápido”: cómo romper el síndrome del llanero solitario

Por qué colaborar no es perder eficiencia
En muchas organizaciones, hay colaboradores brillantes que prefieren hacer todo por su cuenta. No es falta de habilidades, ni desinterés por el equipo. Es más bien una creencia profundamente arraigada:
“Si lo hago yo, saldrá más rápido, mejor y sin contratiempos.”
Aunque parezca una virtud (y a veces lo es), esta forma de trabajar puede convertirse en una trampa silenciosa: el síndrome del llanero solitario.
🔍 ¿Qué es este síndrome?
Es la tendencia a asumir tareas de forma individual y evitar o resistirse a colaborar con otros, por creer que:
- Los demás no harán las cosas “bien”.
- Delegar quita más tiempo del que ahorra.
- El trabajo en equipo complica, en lugar de facilitar.
Esta actitud puede surgir de experiencias previas negativas, falta de confianza en el equipo, presión por resultados o simplemente una mentalidad hiper-resolutiva.
🚨 ¿Qué problemas genera?
Aunque la intención sea buena, los efectos pueden ser contraproducentes:
- Sobrecarga personal: el llanero solitario suele estar agotado y estresado.
- Desmotivación del equipo: los demás se sienten desplazados o poco útiles.
- Estancamiento: sin diferentes perspectivas, las soluciones suelen repetirse.
- Freno al crecimiento colectivo: nadie aprende si no se comparte la ejecución.
✅ Colaborar no es perder eficiencia
El trabajo en equipo bien gestionado no es más lento, es más estratégico. Aquí algunos puntos clave:
1. Multiplica capacidades
Al sumar ideas, experiencia y talentos, se obtienen soluciones más ricas y adaptables. Lo que tú resuelves en una hora, otros pueden resolver mejor en 30 minutos… si se organiza bien.
2. Permite especialización
No tienes que hacerlo todo. Dejar que alguien experto en un tema lo ejecute mejora el resultado y te permite enfocarte donde más aportas valor.
3. Genera confianza y sentido de pertenencia
Incluir al equipo construye vínculos, promueve la responsabilidad compartida y evita el “yo contra el mundo”.
4. Previene errores repetidos
Al compartir tareas y decisiones, también se comparten aprendizajes. El error deja de ser individual y se convierte en mejora colectiva.
5. Facilita la sostenibilidad
Un colaborador que lo hace todo solo, eventualmente cae. Un equipo que se apoya entre sí, crece y se sostiene a largo plazo.
🧠 ¿Cómo romper con esta mentalidad?
- Revisa tus creencias: ¿realmente es más rápido hacerlo tú? ¿O solo estás evitando coordinar?
- Confía en el equipo: si hay áreas de mejora, el trabajo conjunto es la vía para desarrollarlas.
- Empieza delegando pequeñas tareas: y observa los resultados sin intervenir de inmediato.
- Sé paciente con los procesos colaborativos: el aprendizaje toma tiempo, pero rinde frutos.
- Pide retroalimentación y escucha: abrirte al otro también es parte del crecimiento profesional.
💬 En DiFuentes decimos…
El verdadero profesional no es quien puede con todo, sino quien sabe sumar talentos para lograrlo mejor.
Romper el síndrome del llanero solitario no significa dejar de ser eficiente, sino evolucionar hacia una forma de trabajo más inteligente, más humana y, a largo plazo, mucho más poderosa.