“Yo solo lo hago más rápido”: cómo romper el síndrome del llanero solitario


Por qué colaborar no es perder eficiencia

En muchas organizaciones, hay colaboradores brillantes que prefieren hacer todo por su cuenta. No es falta de habilidades, ni desinterés por el equipo. Es más bien una creencia profundamente arraigada:

Aunque parezca una virtud (y a veces lo es), esta forma de trabajar puede convertirse en una trampa silenciosa: el síndrome del llanero solitario.

🔍 ¿Qué es este síndrome?

Es la tendencia a asumir tareas de forma individual y evitar o resistirse a colaborar con otros, por creer que:

Esta actitud puede surgir de experiencias previas negativas, falta de confianza en el equipo, presión por resultados o simplemente una mentalidad hiper-resolutiva.


🚨 ¿Qué problemas genera?


✅ Colaborar no es perder eficiencia

1. Multiplica capacidades

2. Permite especialización

No tienes que hacerlo todo. Dejar que alguien experto en un tema lo ejecute mejora el resultado y te permite enfocarte donde más aportas valor.

3. Genera confianza y sentido de pertenencia

Incluir al equipo construye vínculos, promueve la responsabilidad compartida y evita el “yo contra el mundo”.

4. Previene errores repetidos

Al compartir tareas y decisiones, también se comparten aprendizajes. El error deja de ser individual y se convierte en mejora colectiva.

5. Facilita la sostenibilidad

Un colaborador que lo hace todo solo, eventualmente cae. Un equipo que se apoya entre sí, crece y se sostiene a largo plazo.


🧠 ¿Cómo romper con esta mentalidad?


💬 En DiFuentes decimos…

Romper el síndrome del llanero solitario no significa dejar de ser eficiente, sino evolucionar hacia una forma de trabajo más inteligente, más humana y, a largo plazo, mucho más poderosa.

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